Una vez más, me dejo transportar por
la música, dejar que sea la banda sonora de mi vida y descubrir
todas las sensaciones que despierta en mí. No puedo dejar de
escuchar estas canciones, me hace pensar en todo, desde el principio,
y sobre todo, ver la cuarta etapa: la realidad.
Febrero de 2008. Todavía recuerdo la
primera vez que te vi. Creo que nunca podré borrar esa imagen de mi
cabeza. Dicen que para que algo nos guste primero tiene que entrar
por los ojos, tú entraste directa a dar un vuelco a mi corazón. Si
entonces hubiera sabido por todo lo que iba a pasar a lo mejor me
habría pensado dos veces el conocerte, pero ahora sé que eres una
de las mejores cosas que me ha pasado en la vida, y que si pudiera,
volvería a conocerte cientos de veces.
El sueño. ¿Lo imposible puede llegar
a ser posible? O mejor dicho, ¿podemos conseguir lo improbable?
Miles de historias, de noches, tantas cosas compartidas, vividas. Te
veía como mi mayor sueño inalcanzable, sabía que jamás podría
llegar a estar contigo, eras demasiado para mí. Pero ahí estabas
tú, para ayudarme a soñar, y soñar conmigo. Poco a poco, tanteando
el camino, hasta que un día explotó. Todavía me acuerdo, casi
muero esa noche, no sé si de miedo o de ilusión. Y es la sensación
de que tu mayor sueño está al alcance de tu mano, la que te hace
vivir en una nube, y actuar sin saber qué estás haciendo realmente.
Y el miedo a dar un paso más acecha, miedo al rechazo, a que toda tu
ilusión se destroce de golpe. Sabes que estás poniendo en juego
cada pedazo de tu ser, que serías capaz de entregarlo todo, sin
condiciones. Demasiados riesgos tal vez, pero, ¿por qué vale la
pena la vida, si no corremos riesgos?
Lo de fuera. Tú, ahí estás tú. Tan
perfecta a mis ojos y a la vez tan inalcanzable. Pienso que cada uno
tiene su propia idea de perfección, yo encontré la mía gracias a
ti. Me encantas, me gusta todo de ti. Sé que sí, que "todos tenemos defectos", y por eso muchas veces he intentado buscarte aunque sólo sea uno, no puede ser que seas tan perfecta para mí, pero todavía sigo buscando... Y es que podría darte cien mil motivos para explicarte por qué...
Lo de dentro. Y es que nadie sabe todo
lo que he llevado, y llevo, por dentro. Las noches en las que reí o
las que lloré. La de veces que me habría arrancado el corazón del
pecho para dejar de sufrir. Y es que el amor puede llegar a ser lo
más doloroso del mundo, al igual que es el mismo que te puede dar el
mayor placer. Demasiado contradictorio tal vez. Y es que ardo por
dentro cuando pienso en rozar tus labios, en tus besos, tu aroma, tus
manos, tu cuerpo y mi cuerpo unidos en un abrazo eterno. Y muero
cuando despierto, abro los ojos, y no te encuentro.
La realidad. Y de pronto un día
decidiste quedarte a vivir en mi pensamiento. Y aquí estoy, contigo
pero sin ti. Y es que somos dos tontas que nunca aprendieron a hacer
las cosas bien, que siguen sus propias reglas. Esas reglas de las que
no conocemos los límites. Y sé que lo mejor que me ha pasado es
sobre pasar todos los límites contigo, y a pesar de si esté bien o
mal, es algo de lo que jamás me arrepentiré.
Y me busco en la memoria el rincón
donde perdí la razón, y la encuentro donde se me perdió cuando
dijiste que no... Y ya hace
tiempo que acepté que hasta que pierda uso de razón, vivirás
conmigo, día sí, y día también.
La realidad es... que estoy loca por
ti.
Si no te vuelvo a ver, no quiero
despertar; la realidad no me abandona.