26 jun 2010

Perdiendo el control

Y es que esto se me está yendo de las manos, creía ser capaz de controlarlo, pero no, no es así.

Y es que hay cosas que no se pueden controlar. Tal vez son cosas que están predestinadas a ocurrir, porque si todo estuviera bajo nuestro control, no pasarían la mitad de las cosas. Y tal vez es mejor así, es lo que tiene que ser ahora.

Pero... aun así, duele.

Co-razones

Me gustaría compartir este poema con todos vosotros... que lo disfruten.

"Yo la quiero por muchas más razones que vosotros" Carlos Salem.

No hace falta que me digáis eso de que perdéis la cabeza
por eso de que sus caderas...

Ya sé de sobra que tiene esa sonrisa
y esas maneras
y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da.

Pero además la he visto seria ser ella misma
y en serio que eso no se puede escribir en un poema.

Por eso, eso que me cuentas de que mírala cómo bebe las cervezas
y cómo se revuelve sobre las baldosas
y qué facil parece a veces enamorarse.

Todo eso de que ella puede llegar a ser ese puto único motivo
de seguir vivo y a la mierda con la autodestrucción...

Todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me sé desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre.

Pero no sabes lo que es caer desde un precipicio y que ella aparezca de golpe y de frente
para decirte, venga, hazte un peta y me lo cuentas.

No sabes lo que es despertarte y que ella se retuerza y bostece,
luego te abrace,
y luego no sepas cómo deshacerte de todo el mundo.

Así que supondrás que yo soy el primero que entiende
el que pierdas la cabeza por sus piernas
y el sentido por sus palabras
y los huevos por un mínimo roce de mejilla.

Que las suspicacias,
los disimulos cuando su culo pasa,
las incomodidades de orgullo que pueda provocarte
son algo con lo que ya cuento.

Quiero decir que a mí de versos no me tienes que decir nada,
que hace tiempo que escribo los míos.

Que yo también la veo.
Que cuando ella cruza por debajo del cielo solo el tonto mira al cielo.

Que sé como agacha la cabeza, levanta la mirada y se muerde el labio superior.

Que conozco su voz en formato susurro
y formato gemido
y en formato secreto.

Que me sé sus cicatrices
y el sitio que la tienes que tocar en el este de su pie izquierdo para conseguir que se ría,
y me sé lo de sus rodillas
y la forma que rozar las cuerdas de una guitarra.

Que yo también he memorizado su número de teléfono
pero también el número de sus escalones
y el número de veces que afina las cuerdas antes de ahorcarse por bulerías.

Que no solo conozco su última pesadilla,
también las mil anteriores,
y yo sí que no tengo cojones a decirla que no a nada
porque tengo más deudas con su espalda
de las que nadie tendrá jamás con la luna (y mira que hay tontos enamorados en este mundo).

Que sé la cara que pone cuando se deja ser completamente ella,
rendida a ese puto milagro que supone que exista.

Que la he visto volar por encima de poetas que valían mucho más que estos dedos,
y la he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que la puso el camino,
y la he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana: no me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo.

Que lo de "mira sí, un polvo es un polvo",
y eso del tesoro pintado de rojo sobre sus uñas
y solo los sueños pueden posarse sobre las cinco letras de su nombre.

Que te entiendo.
Que yo escribo sobre lo mismo.
Sobre la misma.

Que razones tenemos todos.

Pero yo
muchas más que vosotros.

http://www.youtube.com/watch?v=0cCLPmcVstc

17 jun 2010

Diálogo

Bienaventurados los ojos que te ven!

-...¿me ves?

-¡Pues claro! Ni que fueras invisible, ¿es que no debería?

-Trataba de ser invisible... ¿tanto difícil es?

-Yo no conozco todavía a nadie que lo haya conseguido, pero bueno, puedes seguir intentándolo.

-Me tomas por loco.

Ja, ja! Eso es lo que tú te crees, dejémoslo en... alguien especial.

-¿Especial? ¿Ahora nos llamamos así?

-Muchacho, tienes principios, admiro tu osadía.

-Jamás me entenderías.

-Tal vez seas tú el que no te dejas entender.

-Cierto, tal vez la culpa es mía, ¿pero acaso conoces a alguien a quien le importe?

-Pues...

-¡Ves! Yo tampoco, así que no me tengo por qué preocupar, seguiré intentado ser invisible.

-Eres raro, y lo raro me fascina, tengo una botella de vino, tal vez quieras hablar con ella y conmigo.

-Olvídalo, sería una perdida de tiempo, tendrás cosas mejor que hacer.

-Venga, no te hagas de rogar, aquí te ofrezco un hombro amigo para lo que necesites...

-...bueno, está bien, empezaré por el principio...

"...y allí estaba, esperando impaciente pero sin prisa, ansioso sin esperar nada, inquieto a la vez que la mayor calma corría por mi cuerpo; y sí, sabía perfectamente que ese momento iba a llegar, ya podía sentirlo, tocarlo, olerlo... estaba en el aire que me rodeaba. Me levanté de la silla, con la mayor calma que pude e intentando aguantar la compostura fui a enfrentarle cara, y así fue, así rompí todos los retales que me quedaban de algo a lo que una vez llamé vida..."

-¿Ya? ¿Por eso quieres hacerte invisible? Hijo... no hay quien te entienda.

-Lo siento, pero, ¿dónde dices que tienes esa botella? Necesito un buen trago.

-Toma, es toda tuya.

-Bien, a ver, por donde iba...

"...un paso, el primer paso hacia mi verdadero objetivo. ¿Mi verdadero objetivo? No, no, no... pretendo engañarme a mí mismo, ¡qué paradoja! No, yo no tengo ningún objetivo. En realidad ese fue mi primer paso a la deriva, el comienzo de una nueva etapa, pero una etapa sin ningún objetivo concreto. Tal vez pienses que hablo sin razón y por hablar, pero amigo, creéme, yo no le encuentro el sentido. A cada paso que doy, pierdo algo demasiado preciado que antes ocupaba un huequecito en mi corazón. Y sí, he intentado dejar de andar, he intentado retroceder, pero la marcha atrás es algo que no me está permitido, he intentado cortar mis piernas, pero lo siento... nunca he sido valiente. Y a qué me dedico pues, te preguntarás, es fácil la respuesta, me dedico a esconderme. A esconderme de todo lo que me hace mal, a no enfrentar las cosas cara a cara, ¿por qué?, porque soy cobarde, y tengo miedo. De todo el mundo que me conocía, ya nadie me mira igual, me miran con pena, por eso busco a gente que no sepa de mi pasado, para esconderme entre esa marea y dejarme llevar, pero para que nos vamos a engañar, no, no lo consigo, y no lo voy a conseguir. ¿Sabes lo que es sentirse solo, y que nadie te entienda? Espero, por tu bien, que nunca lo hayas experimentado, porque se pasa mal, muy mal. Me da miedo el día de mañana, me da miedo porque hay muchas cosas que no sé si quiero que se sepan, al igual que no sé si realmente son como creo. Yo ya no sé que quiero en esta vida, he perdido el rumbo. La única salida que veo, no es factible. ¿Qué raro, no? ¿Por qué llamar salida a algo que no lo es? Porque tal vez sí lo sea, pero tal vez sea ese mismo miedo que me encoge el que no me deje probar, o tal vez sea todo lo vivido lo que me echa para atrás. Qué negro lo pinto todo, ¿no crees? O a lo mejor es que todavía no he conseguido quitarme la venda que cubre mis ojos, para hacer frente a la realidad. ¿Qué te parece? Estás oyendo las confesiones de un loco... o persona especial, como prefieras llamarlo, y no opinas nada, aunque bueno, sí, creo que eso es lo normal, nadie habla con los locos, la gente los evita... no te guardo rencor por ello."

-Perdona, perdóname pero... es que no sé que decir...

-¡Tranquilo! Eso es lo que todos dicen, nadie sabe nunca que decir ante algo de gran calibre, no te culpo por ello, yo mismo tampoco sabría que decir.

-¿Y... no crees que exageras? Tal vez lleves razón, y seas tú mismo el que no te deja ver con claridad.

-Amigo... te voy a ser sincero. Sí, tal vez sea así, y lo sé, en el fondo lo sé perfectamente, pero no me encuentro preparado para dar ese paso. Prefiero seguir huyendo de todo, ser cobarde, no sé si realmente es a lo que quiero dedicarme en esta vida.

-Pues, ¿a qué esperas? ¡Sigue adelante, lucha! No hay que ser cobarde, los problemas se solucionan a la cara.

-Sí, lo sé, siempre ha sido mi filosofía, y siempre lo he hecho así. Pero, cuando llega un momento en el que pierdes la ilusión, y las fuerzas de luchar por algo, ¿sobre qué base te apoyas para seguir adelante?

-¡Venga! ¡Anda ya! No exageres, seguro que hay mucha gente a tu alrededor, aunque tú no te des cuenta, hazlo por ellos.

-Lo sé, pero tal vez con eso no me basta, lo siento, pero soy exigente. ¿Dónde va una persona exigente, pero que a la hora de la verdad es un cobarde para enfrentarse a las cosas?

-Tal vez, esa persona sea un gran luchador que tras una gran derrota haya creído que es cobarde, mientras realmente no lo es, lo único es que no se acuerda, ¿tendré que hacerle recordar?

-No te esfuerces, estaré loco, pero no soy necio. ¿Sabes? Tal vez sea mejor así, tal vez esto sea lo mejor. A partir de ahora, seré cobarde. Y sí, sé que así me harán más daño, pero será un daño menor, no quiero luchar a tientas para estrellarme contra una pared.

-Lo siento, pero la gente así no me gusta, no soporto a la gente que no es capaz de enfrentarse a sus problemas, allá tú, pero a mí no me vengas con esas.

-Entonces, qué sugieres, ¿qué luche a tientas?

-Sí, tal vez sea lo mejor que puedes hacer, piénsalo.

-¿Sabes? Creo que quiero hacerme invisible.

12 jun 2010

Es saludable...


Leer, reír, bailar, dormir, el ocio, la risa, pasear, pintar, viajar, el baile, la fruta, navegar, no fumar, sonreír, cuidarse, la música, la siesta, beber agua, descansar, hacer yoga, la alegría, ser amable, ir a la playa, comunicarse, el aire libre, el optimismo, reflexionar, salir de casa, tener amigos, ser optimista, ver a los amigos, la tranquilidad, controlar el peso, hacer excursiones, pensar en los demás... ¿con cuál te quedas?

5 jun 2010

Inestabilidad



Demasiados trozos de un puzzle al que una vez llamé vida. Ninguna pieza encaja, no sé por donde empezar a reconstruirla.

Ya perdí la esperanza y la ilusión. Todo mi mundo se desmoronó, y ahora tan sólo puedo volver a empezar, pero es tan difícil, y estoy tan débil...


¿Hacer caso a lo que te dicta la razón, o a lo que te grita el corazón? Difícil decisión, no es fácil la elección...

He sido tantas veces dañada que creo que ha llegado el momento de romper las reglas del amor. Podréis llamarme cobarde por ello, lo soy y lo seré, pero mis fuerzas para luchar se agotaron hace tiempo.

Mi corazón me grita, me grita que luche por algo que a penas puedo ni rozar con la punta de los dedos, pero que tal vez algún día pueda obtener si sé ponerle empeño; aquello que puede transportarme al más alto clímax, pero estoy muy cansada para ello...

Y mi razón me dice que es lo "correcto", dejar aún lado los sueños y seguir el camino que se abre ante mí, el cual puede llegar a hacerme muy feliz, pero nunca me saciará, y realmente no sé si es lo que quiero...

Tantas dudas, tanta indecisión... Tal vez, por una vez, el camino fácil sea lo mejor, tal vez.....