6 jul 2010

No puedo sacarte de mi mente, ni un mísero segundo... No sé si quiero parar el tiempo eternamente o quiero que avance a una velocidad extrema, hasta que llegue el día de nuestro encuentro, si es que realmente existe.

No sé que pensar, ni quiero saberlo, no sé si te merezco, o eres demasiado para mí.

Yo sólo quiero que seas feliz, con quien tú decidas serlo, no tienes que preocuparte por mí.

Ni siquiera sé si realmente merezce la pena luchar por ti, o es una pérdida de tiempo.

Tú estás con la persona que te hace más feliz, y yo lo último que quiero es interponerme por el medio, ser un obstáculo, porque si tu así eres feliz, yo, también. A mí me han hecho esto, y juré que jamás se lo haría a nadie, y así va a ser.


Sólo tú tienes tu destino en tus manos, sólo tú puedes decidir que hacer con él, es tu decisión, y no pienso influir en ella.


No quería aceptarlo, pero ha llegado un momento que es muy grande lo que siento.

No sé si he hecho bien en decirtelo, o era mejor seguir callándomelo, la verdad es que tampoco quiero saberlo, porque si esto supone que te calientes más la cabeza, o que estés peor, no puedo perdonármelo.

Espero con miedo el día en que me digas que lo has arreglato todo, y que todo te va genial, pero de verdad. ¿Si me dolerá? No tienes que preocuparte por mí.

Pero eso sí, lo que más miedo me da es perder nuestra amistad, si por esto se perdiera todo... jamás, pero jamás de los jamases me lo podría perdonar. Eres demasiado importante en mi vida como para desaparecer tan fácilmente. La verdad es que te podría considerar uno de los mayores apoyos que tengo, y de los que me ayudan a seguir adelante, no sé que sería de mí si algún día me faltases... ni quiero saberlo.

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