19 jun 2011

No, no he podido.

Anoche, anoche me di cuenta de la cruda realidad, se estrelló ante mí con un golpe seco.


No, no te he olvidado, no he dejado de acordarme de ti todos los santos días, no he perdido la esperanza de encontrarte un día cualquiera por la calle, no he dejado de pensar que cualquier día sonará el teléfono por fin aunque simplemente sea para ver cómo estoy, no he dejado de preguntarme si tú también piensas en mí, no he dejado de reprocharme que no pueda hacer nada para convertirte en la persona más feliz del mundo, no he dejado de preguntarme que será lo que se te pasa por la cabeza, no he logrado comprender por qué no te das cuenta de que estoy aquí esperándote, no he dejado de imaginar cómo sería ir contigo de la mano a cualquier sitio, no he dejado de pensar cómo sería dormir abrazada a ti todas las noches, no he dejado de soñar con el día en el que por fin te tenga, no he dejado de imaginar lo feliz que sería si pudiera ver esa sonrisa todos los días de mi vida, no he dejado de pensar cómo sería vivir el resto de mis días junto a ti, no he dejado de imaginarme a qué sabrán tus besos, no he dejado de soñar con tu cuerpo, y no, no he dejado de quererte, ni una chispa, aunque me duela, tal vez ahora hasta te quiera más, mucho más.


No, no he sido capaz, no he tenido el valor para dejar de hacerlo.


Y ahora, asumo las consecuencias.

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