27 ene 2011

¿Dónde van las palabras que no se dijeron?

¿A dónde va lo que quieres hacer y no haces? ¿A dónde va lo que quieres decir y no dices? ¿A dónde va lo que no te permites sentir?
Nos gustaría que lo que no decimos caiga en el olvido, pero se nos acumula en el cuerpo, nos llena el alma de gritos mudos. Lo que no decimos se transforma en insomnio, en dolor de garganta. Se transforma en nostalgia, en destiempo, se transforma en error, en deuda, en asignatura pendiente...
Las palabras que no decimos se transforman en insatisfacción, en tristeza, en frustración, en trauma, en veneno que mata el alma. Lo que no dices te encierra en el pasado, se transforma en herida abierta. Lo que no decimos no muere, nos mata.

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