Una vez más, me dejo transportar por
la música, dejar que sea la banda sonora de mi vida y descubrir
todas las sensaciones que despierta en mí. No puedo dejar de
escuchar estas canciones, me hace pensar en todo, desde el principio,
y sobre todo, ver la cuarta etapa: la realidad.
Febrero de 2008. Todavía recuerdo la
primera vez que te vi. Creo que nunca podré borrar esa imagen de mi
cabeza. Dicen que para que algo nos guste primero tiene que entrar
por los ojos, tú entraste directa a dar un vuelco a mi corazón. Si
entonces hubiera sabido por todo lo que iba a pasar a lo mejor me
habría pensado dos veces el conocerte, pero ahora sé que eres una
de las mejores cosas que me ha pasado en la vida, y que si pudiera,
volvería a conocerte cientos de veces.
El sueño. ¿Lo imposible puede llegar
a ser posible? O mejor dicho, ¿podemos conseguir lo improbable?
Miles de historias, de noches, tantas cosas compartidas, vividas. Te
veía como mi mayor sueño inalcanzable, sabía que jamás podría
llegar a estar contigo, eras demasiado para mí. Pero ahí estabas
tú, para ayudarme a soñar, y soñar conmigo. Poco a poco, tanteando
el camino, hasta que un día explotó. Todavía me acuerdo, casi
muero esa noche, no sé si de miedo o de ilusión. Y es la sensación
de que tu mayor sueño está al alcance de tu mano, la que te hace
vivir en una nube, y actuar sin saber qué estás haciendo realmente.
Y el miedo a dar un paso más acecha, miedo al rechazo, a que toda tu
ilusión se destroce de golpe. Sabes que estás poniendo en juego
cada pedazo de tu ser, que serías capaz de entregarlo todo, sin
condiciones. Demasiados riesgos tal vez, pero, ¿por qué vale la
pena la vida, si no corremos riesgos?
Lo de fuera. Tú, ahí estás tú. Tan
perfecta a mis ojos y a la vez tan inalcanzable. Pienso que cada uno
tiene su propia idea de perfección, yo encontré la mía gracias a
ti. Me encantas, me gusta todo de ti. Sé que sí, que "todos tenemos defectos", y por eso muchas veces he intentado buscarte aunque sólo sea uno, no puede ser que seas tan perfecta para mí, pero todavía sigo buscando... Y es que podría darte cien mil motivos para explicarte por qué...
Lo de dentro. Y es que nadie sabe todo
lo que he llevado, y llevo, por dentro. Las noches en las que reí o
las que lloré. La de veces que me habría arrancado el corazón del
pecho para dejar de sufrir. Y es que el amor puede llegar a ser lo
más doloroso del mundo, al igual que es el mismo que te puede dar el
mayor placer. Demasiado contradictorio tal vez. Y es que ardo por
dentro cuando pienso en rozar tus labios, en tus besos, tu aroma, tus
manos, tu cuerpo y mi cuerpo unidos en un abrazo eterno. Y muero
cuando despierto, abro los ojos, y no te encuentro.
La realidad. Y de pronto un día
decidiste quedarte a vivir en mi pensamiento. Y aquí estoy, contigo
pero sin ti. Y es que somos dos tontas que nunca aprendieron a hacer
las cosas bien, que siguen sus propias reglas. Esas reglas de las que
no conocemos los límites. Y sé que lo mejor que me ha pasado es
sobre pasar todos los límites contigo, y a pesar de si esté bien o
mal, es algo de lo que jamás me arrepentiré.
Y me busco en la memoria el rincón
donde perdí la razón, y la encuentro donde se me perdió cuando
dijiste que no... Y ya hace
tiempo que acepté que hasta que pierda uso de razón, vivirás
conmigo, día sí, y día también.
La realidad es... que estoy loca por
ti.
Si no te vuelvo a ver, no quiero
despertar; la realidad no me abandona.
"Y digo que, a veces, no soltar es la muerte. A veces la vida está relacionada con soltar lo que alguna vez nos salvó. Soltar las cosas a las cuales nos aferramos intensamente creyendo que tenerlas es lo que nos va a seguir salvando de la caída. Todos tenemos una tendencia a aferrarnos a las ideas, a las personas y a las vivencias. Nos aferramos a los vínculos, a los espacios físicos, a los lugares conocidos, con la certeza de que esto es lo único que nos puede salvar. Creemos en lo "malo conocido", como aconseja el dicho popular. Y aunque intuitivamente nos damos cuenta de que aferrarnos a esto significará la muerte, seguimos anclados a lo que ya no sirve, a lo que ya no está, temblando por nuestras fantaseadas consecuencias de soltarlo."
Y de repente un día decides romper con todo, y soltar todo aquello sin lo que creías que no podrías vivir. Y el resultado es más que satisfactorio.
Y ya lo dicen, las cosas llegan cuando menos las esperas, y así ha sido. Dejar atrás el pasado y disfrutar del día a día con una sonrisa, así de simple.
Voy andando por un sendero.
Dejo que mis pies me lleven.
Mis ojos se posan en los árboles, en los pájaros, en las piedras. En el
horizonte se recorta la silueta de una ciudad. Agudizo la mirada para
distinguirla bien. Siento que la ciudad me atrae.
Sin saber cómo, me doy cuenta de que en esta ciudad puedo encontrar
todo lo que deseo. Todas mis metas, mis objetivos y mis logros. Mis
ambiciones y mis sueños están en esta ciudad. Lo que quiero conseguir,
lo que necesito, lo que más me gustaría ser, aquello a lo cual aspiro, o
que intento, por lo que trabajo, lo que siempre ambicioné, aquello que
sería el mayor de mis éxitos.
Me imagino que todo eso está en esa ciudad. Sin dudar, empiezo a
caminar hacia ella. A poco de andar, el sendero se hace cuesta arriba.
Me canso un poco, pero no me importa.
Sigo. Diviso una sombra negra, más adelante, en el camino. Al
acercarme, veo que una enorme zanja me impide mi paso. Temo... dudo.
Me enoja que mi meta no pueda conseguirse fácilmente. De todas maneras
decido saltar la zanja. Retrocedo, tomo impulso y salto... Consigo
pasarla. Me repongo y sigo caminando.
Unos metros más adelante, aparece otra zanja. Vuelvo a tomar carrera y
también la salto. Corro hacia la ciudad: el camino parece despejado. Me
sorprende un abismo que detiene mi camino. Me detengo. Imposible
saltarlo.
Veo que a un costado hay maderas, clavos y herramientas. Me doy cuenta
de que está allí para construir un puente. Nunca he sido hábil con mis
manos... Pienso en renunciar. Miro la meta que deseo... y resisto.
Empiezo a construir el puente. Pasan horas, o días, o meses. El puente
está hecho. Emocionado, lo cruzo. Y al llegar al otro lado... descubro
el muro. Un gigantesco muro frío y húmedo rodea la ciudad de mis
sueños...
Me siento abatido... Busco la manera de esquivarlo. No hay caso. Debo
escalarlo. La ciudad está tan cerca... No dejaré que el muro impida mi
paso.
Me propongo trepar. Descanso unos minutos y tomo aire... De pronto veo,
a un costado del camino un niño que me mira como si me conociera. Me
sonríe con complicidad.
Me recuerda a mí mismo... cuando era niño.
Quizás por eso, me animo a expresar en voz alta mi queja: -¿Por qué tantos obstáculos entre mi objetivo y yo?
El niño se encoge de hombros y me contesta: -¿Por qué me lo preguntas a mí? Los obstáculos no estaban antes de que tú llegaras... Los obstáculos los trajiste tú.
Quiero enterrar todos los recuerdos en el fondo de mi ser. Pensar que todo ha sido un mal sueño, un sueño demasiado largo de esos que cuesta despertar, de los que te empeñas en cambiar el final una y otra vez, y nunca es de tu gusto.
Me duele, y me destroza. Volver a verte, verte de nuevo y creerme fuerte. Saber que aunque me muera de ganas puedo vivir sin ese abrazo, sin volver a impregnarme en tu aroma y sentir el estremecimiento de mi cuerpo al tenerte entre mis brazos. Y esas ganas locas de besar tu boca, la que tantas veces ha dibujado mi mente con sólo cerrar los ojos. Saber que no, que es mejor mantener la distancia. Tú no sientes lo mismo. Y observarte marchar, sabiendo que a cada paso se abre un abismo del que ya no hay vuelta atrás.
Y la realidad duele. La realidad de saber que tal vez todo podría haber sido diferente, pero nunca actuaste por culpa de ese miedo e incertidumbre que tanto tiempo te han acompañado. Y ahora ya no hay nada que hacer, la partida está perdida.
Pero ahora juntaré todos los pedazos de esta historia, todas las verdades nunca dichas que me queman por dentro, y los guardaré en lo más profundo de mi ser, donde nadie pueda encontrarlos, ni siquiera yo.
Doble vuelta de llave al corazón, y aquí no ha pasado nada.
"El tiempo pasa incluso aunque parezca imposible, incluso a pesar de que
cada movimiento de las manecillas del reloj duela como el latido de la
sangre al palpitar detrás de un cardenal. El tiempo transcurre de forma desigual, con saltos extraños y treguas insoportables. Pero pasar pasa, incluso para mí."
Guardaré un
espacio para quienes realmente quieran quedarse, para las experiencias
nuevas que están por venir, para las sorpresas que entran sin avisar,
para las miradas que me faltan conocer, para los sabores que tengo que
probar, para la música que me acompaña, para palabras verdaderas, para
todo lo que me enseñe algo nuevo, para las risas que me hacen sentir
viva, para los abrazos que me llenan, para la tierra que me falta pisar,
para las locuras por realizar y para el amor que tengo que cuidar.
También quitaré todo lo que tenga que quitar, para que ese lugar sea
ocupado por las cosas que están esperando llegar.
Hay canciones que te llegan al alma, es como poner banda sonora a tus sentimientos. Perfecta.
Puede que ya nunca nos volvamos a ver, que se acabe lo malo y lo bueno también.
Déjalo como está no podemos cambiar, y no vale la pena arreglar lo que ya no se puede arreglar.
Esos días pasaron y no volverán. Me sentía invencible ahora nada es igual. Ya no habrá estrategias ni hablar por hablar, tantas noches perdidas buscando lo que no se puede encontrar.
Hoy no quiero pensar en lo que va a pasar. El insomnio me altera, pero más lo hacían tus quejas.
La pareja perfecta en el mundo ideal.
Tantas noches perdidas fingiendo lo que se perdió en realidad.
Y ahora estoy, diciéndote adiós, haciendo las maletas sin rencor, y miro a mi alrededor.
Cajas tristes y vacías que
pronto se llenarán, que irán de un sitio a otro hasta que ya no pueda
más, y se caigan a pedazos como restos del naufragio.
De lo poco que me queda, libros que no acaban bien, historias de perdedores, vaticinios del revés que la vida me dispone y me ofrece al amanecer.
Pero al menos toco fondo. Y ésto sólo pude mejorar.
Cajas llenas de proyectos que ahora pienso retomar, yo me iré de un sitio a otro porque ya no puedo más, aunque caigan en pedazos como restos del naufragio.
Y lo poco que me queda, puede que no acabe bien, pero al menos toco fondo y sólo quiero otra vez.
Hay algunos primeros besos que hacen que tu vida entera se desequilibre. Incluso si uno no quiere aceptarlo, es así. Esos primeros besos te pillan por sorpresa, sin previo aviso. A veces sucede con el segundo beso, aunque éste ocurra quince años después del primero.
-Ahora vuelve a dormirte y no escuches el ruido de la puerta cuando la cierre.
-Estás encantadora con esa luz.
-¿Puedes prometerme una cosa?
-Lo que tu quieras.
-Si nuestros caminos vuelven algún día a cruzarse, prométeme que no me besarás.
-Te lo prometo.
-Que tengas buen viaje. Te mentiría si te dijera que no te voy a echar de menos.
-Pues no me lo digas. Que tengas un buen viaje tú también.
"Todos los días Dios nos da, junto con el sol, un momento en el que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. Todos los días tratamos de fingir que no percibimos ese momento, que ese momento no existe, que hoy es igual que ayer y será igual que mañana. Pero quien presta atención a su día, descubre un instante de silencio después del almuerzo, en las mil y una cosas que nos parecen iguales. Ese momento existe: un momento en el que toda la fuerza de las estrellas pasa a través de nosotros y nos permite hacer milagros.
Pobre del que tiene miedo de correr riesgos. Porque ése quizá no se decepcione nunca, ni tenga desilusiones, ni sufra como los que persiguen un sueño. Pero al mirar hacia atrás -porque siempre miramos hacia atrás- oirá el corazón que le dice: "¿Qué hiciste con los milagros que Dios sembró en tus días? ¿Qué hiciste con los talentos que tu Maestro te confió? Los enterraste en el fondo de una cueva, porque tenías miedo de perderlos. Entonces, ésta es tu herencia: la certeza de que has desperdiciado tu vida.".
No permitas que nadie diga que eres incapaz de hacer algo, todo el mundo es capaz de conseguir lo que se propone.
Si
tienes un sueño, debes
conservarlo, y luchar por él. Lucharás, te rendirás, volverás a
intentarlo, puede que vuelvas a tropezar, pero te levantarás y seguirás.
Si de veras lo quieres alcanzar, por mucho que pase, nunca te rendirás. Y si de verdad lo intentas,
luchas con todas tus fuerzas y juegas tocas tus cartas,
tarde o temprano, lo acabarás consiguiendo.
Si
realmente quieres algo, sal a buscarlo, y punto. Las cosas se buscan, no vienen solas.
La gente que
no logra conseguir sus
sueños suele decirles a los demás que tampoco cumplirá los suyos,
pero si de verdad hubiera sido un sueño, habrían hecho lo
imposible por cumplirlo.
Y
aquellos que tuvieron el valor para alcanzarlo, son los que te incitarán a luchar, a no caer, y a arriesgar.
Así que, hazlo.
Demuestra que los sueños se pueden
cumplir. Pero sólo, si de verdad son sueños.
Un día más, despierto, y no estás aquí para darte el beso de buenos días.
Me está matando. Me mata el deseo de volverte a ver. Abrazarte, sentirte, mirarte a los ojos y perderme en tu mirada. Y besarte. Besarte dulcemente mientras congelamos el tiempo. Beber de ti. Sentir tus labios sobre los míos hasta fundirse. Respirar el mismo aire. Y notar tu calor sobre mi cuerpo. Dejar rienda suelta a la pasión, hasta fusionar nuestros cuerpo y ser sólo una.
Son ya muchos sueños ocultos y pasiones prohibidas. Déjame llevarte a hacerlas realidad.
El tiempo funciona
sin pilas. Los trenes no esperan y se largan. Los capuchones de los
bolígrafos se pierden. Las palabras son inversamente proporcionales a
todo lo que queremos decir. La batería de los móviles siempre falla. Las
miradas ya son sin compromiso. La música pierde interés por sus
letras. Los ordenadores tienen un chip para no querer volver a
encenderse cada dos años. Los zapatos se desgastan. Los sueños siempre
llegan con retraso. El pasado te hace rebobinar tu vida. Los días martes
y trece conspiran contra ti. Los besos se agotan. La esperanza
desespera. Las leyes se imponen sin venir a cuento. Los lunes son
odiosos. Las relaciones se destiñen. Los compromisos se desentienden.
Las luces se funden. Tu maleta pesa más de la cuenta. Los autobuses
marean. Los sentimientos se confunden. Los semáforos siempre se ponen
colorados si los miras. Los bordillos están dónde no te los esperas. Las
prisas te retrasan. Los momentos son instantes. Los perros ladran por
que sí. Y los gatos son muy perros. Los malos son muy malos y los buenos no tan buenos.
"La gente más hermosa que hemos conocido es aquella que no se ha dejado vencer, conoce el dolor, conoce la lucha, conoce la pérdida, y ha salido de lo más profundo. Estos seres conocen el aprecio, la sensibilidad, y un conocimiento de la vida que los llena de compasión, gentileza, y una profunda preocupación amorosa por los demás. La gente bella no nace, se hace."
Otra vez. Otra vez he sido lo suficientemente gilipollas para que me vuelva a pasar.
Quiero desaparecer, irme lejos y olvidarme de todo. Estoy harta de que siempre se repita la misma historia. Tal vez debería ponerle solución, pero me siento incapaz ahora mismo.
Y lo peor es la indecisión. La indecisión que tengo ahora mismo sobre todo lo que me rodea me mata. Porque ni yo sé lo que quiero hacer con mi vida, y si realmente esto es lo que quiero ser.
Necesito tiempo para mí. Y eso es lo único que no tengo, tiempo. No creo que aguante así mucho más.
Odio que todas las noches me quede durmiendo entre lágrimas. Y lo peor es que no lo puedo evitar.
Hace 168 horas que te tenía en mis brazos. En mis brazos. Y parece una eternidad.
Ahora me miro, y no hay nada. Un triste vacio, el que tú dejaste al marcharte. Nada más.
No dices nada. Y tampoco sé si quiero oirte. Tienes el poder de destrozarme hasta el último rincón de mi ser, aunque no quiera admitirlo, es así. Me da miedo, muchísimo miedo, porque sé de sobra lo que hay, y lo que no habrá jamás.
Y me duele, me duele en el alma, porque sé que podría ser todo perfecto, maravilloso. ¡Já! Vamos a hablar con propiedad. Las cosas perfectas, no existen, ¿qué es la perfección? Ahora, todo depende de como se mire, ahí es donde encontramos nuestro concepto de percepción. Yo lo encuentro, cuando te miro a ti. Cuando veo esos ojos tristes llenos de una vida que le están robando. Y esa sonrisa, ¿qué decir de tu sonrisa? Para mí, tienes una sonrisa perfecta, capaz de contagiar a cualquiera, y alegrar un día, así que jamás deje que se apague, y mucho menos, que alguien la apague, el mundo no podría seguir girando sin esa fuerza que desprendes.
Daría lo que fuera, pero no sabes hasta que punto, por poder abrazarte ahora mismo, y decirte que no tienes que volver a preocuparte por nada, que yo me voy a encargar de que seas la persona más feliz del mundo, y demostrarte lo que es el amor. También sé, que las relaciones perfectas no existen, pero son todos esos pequeños detalles constantes los que las construyen, y las hacen tan especiales. Sé que yo me encargaría de que todo fuera mágico. No sabes la de millones de cosas que se me ocurren.
Creo que sabes de sobra todo lo que puedo ofrecerte. Bueno, miento. No, lo más seguro es que no puedas ni imaginarte la mitad de todo lo que podría llegar a ofrecerte, porque lo llevo guardado en lo más hondo de mi ser, para quién lo quiera.
Me alegro de haberte conocido, porque tú me has enseñado que los sueños imposibles, no existen, que todo es posible si se quiere, querer es poder, y el que lucha, antes o después obtiene su recompensa.
Sabes que tú tienes la última palabra. Yo jamás te obligaría a nada, y menos a algo que no quisieras hacer. Tienes permiso para destrozarme en pedazos.
Y por hoy ya está bien. Llevo una semana con un nudo en el estómago. Necesitaba llorar, mucho. Y gritar aquí en mi rincón secreto.
Me duele el hueso de quererte.
Culpable como un vino añejo, hace horas que no veo amanecer. Ya te vi desnuda, tengo el amor por hacer.
Sé de sobra que esto no está bien. Realmente nunca ha estado bien. Y lo siento. Lo siento en el alma, de verdad, pero no puedo controlarlo. Espero que me perdones.
¿Alguna vez te has levantado con un nerviosismo que te dice que ese día va a pasar algo importante, aunque no sepas el qué?
A mí me pasa siempre que va a ocurrir algo, y esta vez, no podía ser menos. Pero jamás pensé que uno de mis mayores sueños se iba a hacer realidad.
Dicen que puedes imaginarte las cosas millones de veces, pero nunca adivinarás qué pasará exactamente, qué sentirás, ni cómo será. Y tienen absolutamente toda la razón.
Todavía estoy en shock. Sé que esto no está bien, pero también sé que no aguantaba más, y que me era imposible negarme.
Es como soñar despierta. Verte, sentirte cerca. En mis brazos. No puedo describir la sensación que me recorre todo el cuerpo. Rozarte, tocarte. Eres tú de verdad.
Mis oídos aún retumban... bésame... Y cómo no hacerlo.
Te necesitaba, no sabes hasta qué punto.
Para el tiempo. Que nunca se acabe esta noche.
Todo está empañado alrededor. Siento tu calor. Me llevo tu olor.
Y una promesa: te esperaré.
A veces, sin saber muy bien cómo ni por qué, suceden cosas que nos cambian por dentro y nos hacen ver el mundo de otra forma. Con frecuencia, se trata de sucesos triviales, acontecimientos a los que, cuando se producen, apenas concedemos algún valor, pero que a la larga acaban adquiriendo una inesperada trascendencia...
No perder el tiempo. No desperdiciar ni un segundo. No parar. Cambiar e innovar. Improvisar. Vivir al límite. Me encanta.
¿Alguna vez has sentido esa opresión en el pecho?
Esa sensación que te deja sin aliento. De repente no puedes respirar, y todo se ha detenido a tu alrededor. Ya no existe el tiempo.
Pero hay algo, un sentimiento dentro de ti que lucha por salir. Tu alma está gritándote, y sientes como esa sensación se expande por todo tu cuerpo. Sabes que de un momento a otro vas a explotar. Eso que te impulsa a sacar lo que llevas dentro. Y gritar.
A mí, me pasaba contigo.
Pero tú nunca quisiste escucharme.
1 may 2012
Coger la bici, llenar los pulmones y pedalear notando que el aire me descalza, me despeina el rumbo y, como las ruedas, giro hasta encontrar de nuevo el camino, mil veces andado, hasta la playa.
Hasta ese mar carente de oleaje que allana con su calma una orilla de artificios embarrada y extrañamente bella.
Empieza la recta final.
La subida va a ser dura. Nadie dijo que fuese a ser fácil. Me esperan noches en vela. Días demasiado largos. Muchas lágrimas se quedarán por el camino.
Pero la recompensa, valdrá la pena.
Hora de demostrar lo que soy capaz.
Y que no existen desafíos imposibles, sino voluntades pequeñas.
Apuró el paso, para que no llegara la noche, y poder enseñarme la playa. Apuró el paso. Nos cayó el vaso, y rompió salpicándole flores, en su pelo tallado el verano. Apuré el vaso.
Y tengo miedo de encontrarte y no aguantar las ganas de tirarte al suelo. Volver a romperte la falda. Luego tejer un mantel entre mi boca y tu pecho. Llenar de sal los pliegues de tu espalda.
La vi bañarse una vez, y me sacó los colores. La vi desnuda y lloré, lloró conmigo la noche. Bailé con ella después, como buen enamorado. "Cántame algo" y canté, lo que ella quiso en los barcos. Fugaron para volver, a dejarme tirado en un puerto, su acento era milagro, el viento, rizándole en silencio la piel, a la arena pegada en los besos, sientes, fueron hoy, quédate, y me quedé parado en el tiempo.
Y nos siguió la madera, prendimos fuego al hostal. Te entretuve con la orquesta disfrazados de dos más. Nos declaramos culpables de la subida del mar. Desafinamos canciones, se nos prohibía llorar. Hoy te he vuelto a recordar. Hoy te he vuelto a recordar.
De qué me sirve esperarte, si me entra el sueño y no hay más, que un circo triste y cobarde que no quiere regresar. Te veo en cada gaviota, aunque no sepa si hay mar. Detrás de cada pareja no tengo con quién bailar. Desnúdate que hay tormenta y llueve por no llorar. Juré contar nuestra historia, nunca decir la verdad. Te llevaste mi memoria, juraste no regresar. Te veo en cada gaviota. Juré contar nuestra historia. Y hoy, te he vuelto a recordar. Hoy te he vuelto a recordar...
Me encanta escribir. Es una forma de intentar sacar lo que llevas dentro, de intentar expresarte, y conseguir entenderte otras.
A veces las situaciones nos superan, y necesitamos sentarnos a pensar en lo que nos rodea. Hace tiempo descubrí que una de las mejores formas de entenderte a ti mismo, y saber qué sientes realmente y cuáles son tus preferencias, es coger boli y papel y dejar que tu interior hable por ti. Ver cómo se deslizan tus dedos sin ser consciente de lo que escribes, dejar que fluya todo de tu interior. No hay mejor forma de reflejar tus sentimientos y pensamientos.
A mí me ayuda a entenderme, a darme cuenta de mis preferencias, e incluso dejar la realidad a un lado y crear tu propio mundo en unas líneas en papel.
Más tarde decidí compartirlo, al menos algunas cosas, y así nació esto. Me gusta pensar que en algún lugar hay alguien que siente lo mismo que yo en ciertos momentos, o que mis palabras no son escritas en vano. Hoy día me alegro de seguir aquí escribiendo, y sólo puedo agradecer a toda la gente que me lee de vez en cuando, algunos siempre. Gracias.
"La lectura hace al hombre completo. La conversación lo hace ágil. La escritura lo hace preciso."
Aquí estoy, viendo cómo pasa el tiempo, y no puedo evitar una sonrisa.
Me gusta sentir cada minuto, cada segundo, saborearlos, y saber que los estoy disfrutando, que no volverán, que estoy aprovechando cada momento, y que no dejo pasar el tiempo en vano.
Demasiado tiempo malgastado, ahora toca pensar en mí.
Sin querer queriendo te das cuentas de cosas que jamás pensaste que ocurrirían.
Y es que es verdad, sólo el tiempo es capaz de poner a cada uno en su lugar.
Cada día tengo un poco más claro que mi lugar no está junto a ti.
Ahora sé dónde quiero estar.
Me encanta perderme de la civilización, disfrutar de la naturaleza, y pensar en mí.
A veces tengo la sensación de que el mundo va demasiado rápido y me puede. Necesitaba un respiro. Pensar. Plantearme qué es lo que quiero, y a qué voy a renunciar. Creo que lo tengo claro.
Ahora me siento renovada. Con fuerzas. Motivada. Estoy lista para enfrentarme al mundo de nuevo, y esta vez, ganar la partida.
No puedo. Por mucho que trate de engañarme, en el fondo sé la verdad, no soy capaz.
No soy capaz de enfrentarme a esto sola. Me ha superado, y hasta que extremo. Necesito ayuda, urgentemente. Pero he aquí mi cabezonería. Soy incapaz de salir a buscarla.
Hoy me quedo aquí, viendo como una a una se van deslizando las lágrimas de mi derrota.
Es tiempo de pensar larga y tendidamente. Y tomar decisiones importantes. Pero por desgracia, necesito algo que me alumbre, y que no tengo.
25 mar 2012
Ahora mismo siento que estoy en lo más hondo del abismo. Es imposible caer más. Imposible.
Por no saber, no sé ni lo que quiero hacer con mi vida. Pensaba que sí, pero cada día que avanza me doy cuenta más y más que esto no es lo que siempre he querido. Siento que estoy en el camino equivocado. Y no hago más que deambular. ¿Tanto tiempo perdido? ¿O tal vez soy una maldita inconformista?
Está claro que no puedo caer más, estoy en el suelo del subsuelo. De aquí ya no puedo pasar. Ahora sólo me queda empezar a subir de nuevo... pero, ¿cómo?
Necesito acción. Y necesito ayuda. Pero me cierro en rotundo y me niego a lo más mínimo.
¿Hasta cuándo?
¿Mandarlo todo a la mierda y empezar de cero? Porque no...
Despiertas en mí algo que creía que había dejado de existir.
Que avance el tiempo a una velocidad de vértigo hasta que nos volvamos a encontrar.
Entonces lo detendremos.
"Lo que da la felicidad es
el cambio, el paso de un escalón al otro; por eso mantenerse siempre en
el mismo, aunque sea muy alto, antes o después deja de hacernos
felices."
A veces nos estancamos, creemos que no hay salida, que las cosas son así porque tienen que ser así y punto. Y lo único, es que no estábamos mirando en la dirección adecuada. No nos damos cuenta de que está en nuestras manos cambiarlo todo. La vida sigue, inexorable, y nunca nos esperará, ni nunca podremos recuperar el tiempo perdido. No la desperdiciemos. Mejor avanzar.
Hoy confieso que me gustaría coger las riendas de mi vida y poder guiarla donde quiero. Creo que lo cambiaría prácticamente todo.
Los cimientos sobre los que me apoyaba y construí todo lo que tengo se derribaron hace tiempo. Y los que no, me encargué yo de destruirlos. El problema es que ahora no sé por dónde empezar a reconstruir.
Estoy harta de que siempre sea igual. De tener tan mala suerte. Sólo pido un mínimo que no obtengo. ¿Por qué? Hay gente que piensa que las cosas te son devueltas en función de tus actos. De ser así, debo de ser una de las personas más terribles del mundo. Llega un momento que buscar la felicidad en lo más mínimo se convierte en insuficiente. Necesito más.
Confieso que hace ya años que no sé vivir. Por más que lo intento, nada me motiva. No tengo lo esencial. Y a veces tengo la sensación que ya ni me acuerdo de sentir. Me siento tambalear una y otra vez. Estoy harta de recorrer este camino a ciegas sin fin.
¿Cuantos millones de veces hemos dicho "esto no me va a pasar a mí"?
Hasta que te pasa.
Pues sí, he de decir que nunca había pasado tanto miedo y había temido tanto por mi vida como hace un par de días.
Y luego te paras a pensarlo y te das cuenta que has tenido más suerte de la que podrías imaginar. Y te replanteas tantas cosas... Todavía necesito mucho tiempo para asimilar.
Le das miles y miles de vueltas a todas las cosas que podrían haber pasado.
Sé que me esperan noches y noches sin poder conciliar el sueño. Pero de todo hay que sacar algo positivo. Hoy, me siento afortunada, valiente, y con más confianza en mí misma.
Desde aquí quiero dar millones de gracias a todos los que se han preocupado por mí, que han sido muchísimos más de lo que me podría haber imaginado. Sé que probablemente ninguno leerá esto, pero gracias por esos gestos de cariño que reconfortan el alma, por preocuparos, y demostrarme de que estáis todos ahí muchísimo más de lo que me creía y esperaba... de pronto me he dado cuenta de lo afortunada que soy por teneros a todos. Os quiero tanto.
Sólo me has faltado tú.
Llevo un día entero de reflexión. Aislada y olvidada del mundo. Desconexión, eso es lo que necesitaba.
Todo el mundo huye de lo que le duele, por algo somos humanos. A veces descubres que no sirve de nada torturarse constantemente, y no ves otra solución. Y es que tus silencios e indiferencia me estaban matando. Hoy sí, y mañana no. Avanzar y retroceder. Ese juego me mata. El no saber nunca nada en claro. Ya no lo podía soportar. Necesitaba alejarme de todo, y volver a encontrarme a mí misma.
Ahora sólo puedo decirte que lo siento, tanto si te he fallado, como si te he hecho sentir mal. Jamás fue mi intención. Nunca olvides todo lo que te he dicho millones de veces, porque eso nunca cambiará. Recuérdalo, eres parte de mí.
No entiendo nada, y no sé si quiero entenderlo.
Y lo peor, que no paro de liar todas las cosas que pueden embrollar.
A todo el mundo le pasa que un día se levanta y si ese día se hubiera quedado en la cama, habría sido mucho mejor. Llevo así todos los días, desde hace más de una semana. Hasta el punto de poner un pie en el suelo y decir "tierra, trágame". Y ya está llegando un punto que no puedo más.
Me gustaría apagarme y desconectarme de todo.
Pero a pesar de todo, por mucho que el mundo vaya en mi contra, no pienso caer.
Puedo hablar más claro, pero no más alto.
No entiendo porqué la vida se empeña una y otra vez en demostrar que nada puede ser perfecto. Que soñar puede llegar a ser maravilloso, pero que por más que se quiera, se desee y se luche los sueños nunca se hacen realidad.
Sabes de sobra que yo pondría el mundo a tus pies. Que haría cualquier cosa por ti. ¿Has visto esas cajitas? Tengo montones y montones para ti.
Es más, una de las pocas cosas que más deseo en estos momentos es poder hacerte feliz. Si hubiera alguna manera, sólo tienes que pedírmelo.
Pero no quiero que te equivoques, que tomes decisiones de las que te arrepientas.
Sólo te pido que seas feliz, que si no soy yo la encargada de hacerlo, pues no seré, es algo que asumo cada día un poco más.
Pero en el fondo, yo te espero aquí de brazos abiertos. Que me cuesta horrores callar y reprimir mis sentimientos. Que todavía no entiendo cómo no he salido corriendo a buscarte a decirte lo mucho que te quiero, y que abras los ojos de una vez.
¿Engañarías al destino conmigo?
Ojalá algún día tuvieras el valor que sé que no tienes. Y espero que si ese día tiene que llegar, no sea demasiado tarde. Yo te prometo que me encargaré de que nunca te arrepientas.
Me canso, me canso de contar una y otra vez las veces que me vuelvo a fallar.
Ya lo dicen, del dicho al hecho, hay un trecho. Y cuando quieres darte cuenta, ya ha pasado tu momento.
Y una vez más, es demasiado tarde.
Pero no pienso caer, me niego. Aunque tenga que sacrificar todo lo que quiero, lo conseguiré. Es algo que tengo demasiado claro.
A tiempo, a tiempo de decirte nos vemos, y yo seré la sombra de un sueño.
Con el paso del
tiempo te das cuenta que no todas las sonrisas son de verdad, ni todos
los te quiero son sinceros. Que lo que duele no son las mentiras que se
dicen, si no las verdades que se callan. Que lo que más duele no es el
golpe si no quien te lo da. Que grandes amigos pueden convertirse en
grandes desconocidos. Que aquellos que te querían ahora te pueden estar
olvidando. Que la vida o es negra o es blanca, pero nunca rosa. Que
aprendemos que los cuentos no tienen siempre un final feliz, y que un
final feliz es una historia sin acabar. Aprendemos que los mejores
momentos se componen de pequeñas cosas. Que no es oro todo lo que reluce
y que quien avisa no es traidor. Que
es mejor tener 4 amigos verdaderos, que a tener 50 amigos falsos. Que
el amor puede ser muy bonito pero a la vez muy traicionero. Que quien
tan poco te demuestra es porque aun menos le importas y te darás
cuenta que la vida es muy corta, ya que el tiempo corre muy deprisa.
Si pudiera, te llevaría de la mano a enseñarte que la vida no es sólo un camino de sufrimiento, que nunca nos vamos a librar del dolor, pero te enseñaría que todo depende de como se mire. Si pudiera, me encargaría de que nada ni nadie te dañase, porque es delito dañar a alguien tan especial. Si pudiera, haría todos tus sueños realidad, porque te mereces eso y mucho más. Si pudiera, te pintaría la sonrisa más bonita que puedas imaginar, para que nunca más la volvieses a perder. Si pudiera..... me encargaría, de que tú, fueses la persona más feliz del mundo.
La
primera cosa que se nos ocurre hacer con alguien que queremos es
cuidarlo, ocuparnos de él, escucharlo, procurarle las cosas que le
gustan, ocuparnos de que disfrute de la vida y regalarle lo que más
quiere en el mundo, llevarlo a los lugares que más le agradan,
facilitarle las cosas que le dan trabajo, ofrecerle comodidad y
comprensión.
Cuando el otro nos quiere, hace exactamente lo mismo.
Ahora, me pregunto: ¿Por qué no hacer estas cosas con nosotros mismos?
Sería
bueno que yo me cuidara, que me escuchara a mi mismo, que me ocupara de
darme algunos gustos, de hacerme las cosas más fáciles, de regalarme
las cosas que me gustan, de buscar mi comodidad en los lugares donde
estoy, de comprarme la ropa que quiero, de escucharme y comprenderme.
Tratarme como trato a los que más quiero.
Pero,
claro, si mi manera de demostrar mi amor es quedarme a merced del otro,
compartir las peores cosas juntos y ofrecerle mi vida en sacrificio,
seguramente, mi manera de relacionarme conmigo será complicarme la vida
desde que me levanto hasta que me acuesto.
El
mundo actual golpea a nuestra puerta para avisarnos que este modelo que
cargaba mi abuela (la vida es nacer, sufrir y morir) no sólo es
mentira, sino que además está malintencionado (les hace el juego a
algunos comerciantes de almas).
Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una
naranja. Y que la vida solo tiene sentido cuando encontramos la otra
mitad.
No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en nuestra
vida merece cargar en las espaldas, la responsabilidad de completar lo
que nos falta.
¿Conocen este chiste? Dos señoras de edad están en un hotel de alta montaña.
Y dice una:
"Vaya, aquí la comida es realmente terrible" Y contesta la otra:
"Sí, y además las raciones son tan pequeñas..."
Pues, básicamente así es como me parece la vida. Llena de soledad, miserias, sufrimiento, tristeza... y sin embargo se acaba demasiado deprisa.
***
"Y recordé aquel viejo chiste. Aquel del tipo que va al psiquiatra y le dice:
-"Doctor, mi hermano está loco, cree que es una gallina"
Y el doctor le responde: "Pues ¿por qué no lo mete en un manicomio?"
Y el tipo le dice: "Lo haría, pero necesito los huevos"
Pues eso es más o menos lo que pienso sobre las relaciones humanas, ¿sabe? Son totalmente irracionales, y locas, y absurdas; pero supongo que continuamos manteniéndolas porque la mayoría necesitamos los huevos"
Hoy es uno de esos días malos. De los que te das cuenta de los errores acumulados durante un largo período de tiempo. De todo lo que podrías haber hecho a su debido tiempo y no hiciste. Y que ya no puedes enmendar. Y que por culpa de ello, vas a perder gran parte de tus sueños.
En realidad, arrepentirse sirve de poco. Ya no hay nada que se pueda cambiar. Y eso es lo que más duele, darte cuenta de que has llegado al límite de no retorno, y has cruzado la línea sin ser consciente.
Mejor aceptar las cosas tal y como son. Y asegurarse de que no vuelva a ocurrir.
"Muchos utilizan la mitad de su vida en hacer miserable la otra mitad."
Sé que es verdad, que es difícil y es duro, pero no hay otro remedio. Que duele más de lo que puedo imaginar, que parte en mil pedazos todo lo que me rodea. Que destruye mis sueños. Que aunque me cueste asumirlo y me desviva, nada va a cambiar. Que por muchas vueltas que le dé, siempre llego a la misma conclusión.
Esto es la cruda realidad, y va a seguir así. Sólo queda aceptarla.
Vivo en un conflicto interno. No sé si es mejor callar o gritar. Por ahora, será mejor cerrar el pico.
Pero me mata... no me deja vivir.